Padre, que nos has dado los ojos
para contemplar la belleza y la bondad
de la naturaleza y de los hombres,
para expresar nuestros sentimientos
y acoger los de los demás:
haz que tengamos los ojos siempre abiertos,
atentos a tus señales de pista
y que miremos a los demás
con amor y acogida. Amén.