Vamos a respirar profundamente, porque vamos a ponernos en presencia de Dios. Como todos los días, respiramos, juntamos las manitas e intentamos abrir nuestro pequeño corazón porque Dios viene a decirnos que Jesús está vivo que resucitó y está a nuestro lado.
Empezamos en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Escuchemos con atención lo que nos dice el Papa Francisco:
Oramos juntos:
Jesús, ayúdanos a ser coherentes
entre el que pensamos y lo que hacemos.
Que nuestras decisiones y acciones, por pequeñas que sean,
sean nobles y lleven paz.
Que sepamos rectificar cuando nos equivocamos
y valorar lo que acertamos.