Jesucristo nos advierte de las dificultades por el hecho de seguirle.
Él nos pide un amor de caridad, es decir, el mismo amor con el que Dios nos ama:
respeto total hacia todas las personas, sean de donde sean,
sin excluir a nadie.
Ante las exigencias de este “nuevo amor”,
Jesús sufrió la oposición de muchos que no lo comprendieron.
Debemos amar sin excluir a nadie,
especialmente a quienes no nos comprenden.