Letras
La veía lanzar al aire una nube de papeles minúsculos. No lo entendía. Estaba sentada en el suelo, y con calma, después de mirar un rato, recogía de nuevo los papelitos en su puño, hasta que los arrojó otra vez.
- ¿Qué haces?- le dije...
- Busco poemas -respondió la pequeña.
- ¿Y cómo lo haces?
- He escrito muchas letras, todas las que conozco, muchas veces. He pensado que si voy echando las letras hacia arriba, alguna vez saldrá un poema bonito.
Esta niña creyó que el arte de los poemas era fruto del azar. Y cada letra me pareció entonces un átomo distinto a la Tabla periódica de elementos químicos. Ella volvió a echar las letras arriba, y yo visualizaba en aquella nube de letras que la poesía que buscaba era el Universo entero, hecho de minúsculas y complejas estructuras. Y me pareció inútil seguir creyendo que el azar un día formaría el Universo mezclando sus elementos como hacía ella. Volví a la habitación y leí un poema. No tenía un discurso regular, era raro, formado por expresiones abruptas y giros inesperados... Pero mirado en perspectiva, tenía un sentido y una belleza, tocaba el corazón. Había sido creado por un artista.
Terminé, Dios mío, mirándote por aquella ventana. Contemplando en perspectiva a la niña, el tiempo, la calle, las nubes y la vecina con la ropa, como un todo... y leí un poema bello, con sentido, un poema creado por un Artista.
