En un momento de silencio, respira tranquilamente y olvídate de todo lo demás.
Hazte consciente de tus propios sonidos.
Eres tú, escucha…
Dios está aquí. Salúdalo.
REFLEXIÓN
Señor, qué extraño mensaje el tuyo: ” Cuando ayunes, perfúmate, para que nadie lo note; y el Padre, que todo lo ve, te recompensará” . No es la tristeza, ni las largas caras lo que a Ti te gusta. Tú eres Dios de corazones. Tú estás acostumbrado a leer en secreto. Tú no quieres apariencias, a Ti te gusta la conversión verdadera. Mi corazón quiere repetir sin tardar: ” Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Aquí estoy, Señor” . Renuncia y Conversión Señor, es bastante fácil sentir tu llamada en los acontecimientos de nuestro tiempo y de nuestro ambiente. Y es fácil también contentarse simplemente con respuestas emotivas, compasivas y de desagrado. Lo que nos resulta difícil es renunciar a nuestras comodidades, romper nuestras estructuras, dejarnos arrastrar por tu gracia, cambiar de vida, convertirnos. Conviértenos, Señor!
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